La venta es una profesión no muy bien vista por el resto de las personas que practican otra profesión, de hecho muchas personas ni si quiera la reconocen como una profesión y esto se debe a que casi la gran mayoría de los vendedores de este tercer planeta de color azul, están siempre vendiendo con base en ¿cuánto me voy a ganar? dejando en un segundo plano la relación con el cliente. Esto es lo que hace la diferencia entre un vendedor del montón con un profesional de las ventas. Preocúpese por mantener una excelente relación profesional de asesoría con su cliente y verá que lo demás viene por añadidura.
Para lograr una buena relación con el cliente usted necesita prepararse, estudiar, sólo ésto lo mantendrá activo en su profesión y facilitará su objetivo de lograr buenas relaciones y con ello buenos ingresos.
Hace mucho tiempo leí un cuento (no recuerdo donde) que ejemplifica perfectamente la importancia de mantenerse informado y muy bien preparado en esta y cualquier profesión. Brevemente lo parafrasearé ya que ilustra por analogía la importancia de estar constantemente estudiando y manteniéndose informados profesionalmente hablando.
En algún lugar de Australia en donde existe una interesante industria maderera, los leñadores, obreros de esta industria, suelen hacer anualmente competencia de tala de árboles. En varios años consecutivos siempre ganaba el mismo leñador hasta que un día lo retó un leñador proveniente de Malasia. La competencia consistía en talar un árbol muy grande en el menor tiempo posible
El campeón invicto no veía a su contrincante pero si podía escuchar los golpes de el hacha del malayo. Y pudo darse cuenta que cada cierto tiempo no oía estos hachazos. Esto lo hizo llenarse de una tranquila euforia ya que pensaba que so oponente descansaba mientras él seguía talando sin parar. De repente se escucho el grito de ¡áaarbol abajooo! Y los árbitros dieron por ganador al malayo. El leñador perdedor (antiguamente campeón) consternado e intrigado se acerco al leñador retador y preguntó como pudo cortar el árbol más rápido que él cuando este paraba a descansar cada cierto tiempo. El malayo le respondió que él no descansaba solo paraba para sacarle filo a su hacha y así pudo cortar más rápido que él.
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