Por: José Miguel Mena
En el post Las Ventas en Frío ¿Funcionan realmente?, una
dama quien escribía desde Montevideo hizo
el siguiente comentario “necesito conocer estrategias de venta me cuesta mucho
cerrar la venta me dedico a la publicidad”
Esta inquietud es algo muy común entre la gente de ventas.
Todos en algún momento empezamos a notar cierto estancamiento en el proceso.
Hagamos un recorrido muy rápido y supongamos que elegimos
un prospecto calificado porque previamente usamos CPR. Y estamos en frente de
él o ella y empezamos con muy buen pie, logramos una perfecta y natural
sintonía de los primeros 10 segundos, hacemos un recorrido por las experiencias
del prospecto y llegamos al punto de ofertarle o hacerle una cotización, pero
justamente al llegar acá todo se estanca pareciera que nuestro cliente quería
escuchar la conversación pero realmente no era imperiosa la necesidad de
nuestro producto.
A primera vista esto pudiese ser factible, tu prospecto
no estaba tan interesado, como quien entra a una tienda y se prueba ropa sin
tener el dinero para comprarla o entra a una agencia de vehículos y pide ser atendido para ver el carro de sus sueños pero hay una distancia considerable en el real hecho de poder comprarlo. Si ahondamos un poco en esta realidad nos
encontraremos con la buena noticia de que algo está fallando en nosotros. Digo
buena noticia, porque si la falla está en nosotros podemos corregirla,
cuando es un factor exógeno no es mucho o nada lo que podamos hacer.
¿En que podemos estar fallando?
·
Revisa tu exposición y observa si realmente tú
estas esgrimiendo reales beneficios comerciales para tu prospecto (reducir costos, incremento de
las ventas, mejorar los tiempos de producción, entrega, ahorro de espacio…) ¿Qué es lo que realmente hace tu producto?
Esto hace un buen efecto, recuerda que los seres humanos sacamos el
dinero cuando palpamos que estamos recibiendo lo suficiente.
·
Está
comprobado que de toda la información lineal que tú suministras al prospecto.
es decir, características generales, datos
técnicos, especificaciones detalladas, procesos de pago, tiempos de entrega
etc. puede olvidarlos con mucha facilidad. Pero una historia es difícil de
olvidar. Por eso es más fácil recordar los chistes de la oficina que alguna
cifra o número telefónico. Así que no
vaciles en contarle como un cliente de tu empresa (no importa si lo está
manejando otro ejecutivo) logró resolver necesidades similares, conviértete en
todo un cuenta cuentos, como si tú fueras el protagonista y estuvieras dando
un testimonio
·
A través de tu exposición haz sentir al cliente todos los beneficios que el puede obtener, no vayas tan rápido a caer en
especificaciones técnicas y aun peor en el tema de cuanto cuesta. Anda despacio si
no lo haces se notará que tu deseo es tan sólo ganar tu comisión, como decía un
director de ventas que conocí “Esta bien que tengas hambre, pero que no se den cuenta”
· Algo fundamental, haz preguntas
que permitan que tu prospecto te transmita toda la información que necesitas
para que tú mismo evalúes si tu producto le puede
servir, averigua como lo hacen
actualmente y explica como lo pueden hacer con tu producto o servicio, recuerda que es imperativo
que tu prospecto relacione tu producto con el valor que obtendrá, no lo dejes
al asar, esto es lo que provoca el estancamiento.