13 septiembre 2011

En momentos de crisis desafíate a ti mismo: Lo “imposible” es a veces lo “nunca intentado”2


Los japoneses siempre han gustado del pescado fresco. Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces por décadas. Así que para alimentar a la población japonesa, los barcos pesqueros tuvieron que ser fabricados más grandes para así poder ir mar adentro todavía más lejos. Cuanto más lejos iban los pescadores, más era el tiempo que les tomaba regresar a la costa a entregar el pescado. Si el viaje redondo tomaba varios días, el pescado ya no estaba fresco. A los japoneses no les gusta el sabor del pescado cuando no es fresco.
Para resolver este problema, las compañías pesqueras instalaron congeladores en los barcos. Así podían pescar almacenando el pescado en los congeladores. Ello al mismo tiempo les permitía a los barcos ir aún más lejos y por más tiempo. Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el pescado fresco, y no les gustó el pescado congelado. El pescado congelado se tenía que vender más barato.
Así que las compañías instalaron tanques para los peces en los barcos pesqueros. Podían así pescar los peces, almacenarlos en los tanques y mantenerlos vivos hasta llegar a la costa de Japón. Pero, después de un tiempo, los peces dejaban de moverse en el tanque, ya que estaban aburridos y cansados, pero vivos. Desafortunadamente, los japoneses también notaron la diferencia del sabor. Porque cuando los peces dejan de moverse por días, pierden el sabor “fresco-fresco”. Los japoneses prefieren el sabor de los peces bien vivos y frescos, no el de los peces aburridos y cansados que los pescadores les traían…
¿Cómo resolvieron el problema las compañías japonesas? ¿Cómo consiguieron traer pescado con sabor de pescado fresco? Sí las compañías japonesas te pidieran asesoría, ¿qué les recomendarías?
Tan pronto como alcanzas tus metas tales como empezar una nueva empresa, pagar tus deudas, encontrar una pareja maravillosa, o lo que sea, tal vez pierdas la pasión. Ya no necesitarás esforzarte tanto, así que sólo te relajas.
Experimentas el mismo problema que las personas que se ganan la lotería, o el de aquellas personas que heredan mucho dinero y nunca maduran, o el de las personas que se quedan en casa y se vuelven adictos a los antidepresivos y a los ansiolíticos.
Al igual que en el problema de los pescadores, la mejor solución es a veces sencilla. Lo dijo L. Ron Hubbard a principios de los años 50: “Las personas prosperan, extrañamente más, sólo cuando hay desafíos en su medio ambiente”. Hubbard escribió en su libro “Los beneficios de los desafíos": "Cuanto más inteligente, persistente y competente seas, más disfrutarás un buen problema”.

Si tus desafíos son del tamaño correcto, y si poco a poco vas superándolos, te sentirás feliz. Pensarás en tus desafíos, te sentirás con energía. Te emocionará intentar otras soluciones. Te divertirás, ¡te sentirás vivo!
Así es como los peces japoneses se mantienen vivos: para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras todavía almacenan a los peces dentro de los tanques en los botes pesqueros. Pero ahora ellos ponen también ¡un tiburón pequeño! Claro que el tiburón se come algunos peces, pero los demás llegan muy, pero muy vivos… ¡Los peces son desafiados! Tienen que nadar durante todo el trayecto dentro del tanque, ¡para mantenerse vivos!
En lugar de evitar los desafíos, brinca hacia ellos y dales una buena tunda. Disfruta el juego. Si tus desafíos son muy grandes o son demasiados, nunca te rindas. El fracaso te cansará aún más. Mejor, reorganízate. Encuentra la determinación, la información, el conocimiento y la ayuda que requieras.
Cuando alcances tus metas, márcate otras mayores. Una vez que satisfagas tus metas familiares, busca alcanzar las metas de tu grupo, tu comunidad, hasta de la humanidad completa.
Nunca crees el éxito para luego acostarte sobre él. Tú tienes recursos, habilidades y capacidades para lograr lo que te sueñas, para hacer la diferencia, para lograr el cambio que te propones.

Si alguien conoce el autor de éste fragmento por favor escríbame para darle el crédito que merece. Así que, invita un tiburón a tu tanque, y descubre ¡qué tan lejos realmente puedes llegar!

Angélica Frías

No hay comentarios:

Publicar un comentario