Por: José Miguel Mena
Algunas vez haz estado tranquilo en tu casa un sábado en la tarde con un estado de ánimo relajado sin ánimo de salir alguna parte, tan sólo quieres estar posiblemente echado en la cama viendo algún film o las noticias, leer algún libro o la prensa y de repente llega tu mejor amigo a venderte una idea.
-¿Recuerdas a María Elena? la muchacha que te presenté el otro día en el cine
-!Claro! si la recuerdo, la rubia de ojos azules.
-Ella me acaba de invitar a una fiesta en su casa esta noche. !Acompáñame!
-No, realmente quería quedarme en casa y descansar sin hacer nada
Pero tu amigo insiste describiendo lo bien que la van a pasar
-También va ir la morena aquella que viste en la playa y va ir Pedro y Carlos y Luis va a llevar aquella banda que estuvo tocando la otra vez en la casa de Pedro que te gustó tanto.
Tu idea inicial era descansar ese sábado pero súbitamente tu amigo te alimentó esa idea de ir a esta fiesta y ¿sabes por qué?
Porque tu amigo estaba lleno de una palabra que es crucial en las ventas EL ENTUSIASMO.
La falta de entusiasmo es un gran abismo que nos separa del cierre de ventas. Es imposible que alguien le compre algo si usted manifiesta un lenguaje (verbal y corporal) de que no le importa si cierra o no cierra.
Necesita transmitir la energía necesaria para manifestar un estado de ánimo convincente, necesita sentir hambre por las ventas y este apetito lo genera estar plenamente seguro de que su producto o servicio será muy provechoso para su cliente, es decir, le resolverá una necesidad a este prospecto.
La falta de entusiasmo muchas veces es propiciada por el cansancio, nuestra energía se consume rápido después de estar interactuando con tanta gente durante toda la semana.
Trate de dormir lo suficiente todas las noches (por lo menos de lunes a viernes, recuerde que el sábado puede venir el amigo ese para invitarlo a la fiesta). No se cree hábitos de estar hasta tarde viendo TV o hablando demasiado por las redes sociales con amigos y desconocidos. Dscansar suficiente le ayudará a levantarse con energía de la cama y con ganas de querer comerse al mundo.
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